Cuánto es difícil, después de una ausencia prolongada, el retorno de cualquier atleta al mundo deportivo? o cuánto es difícil retomar una rutina en la vida cotidiana? sumemos a esto los problemas de salud que Pablo había sufrido, además del proceso de rehabilitación por la fractura en su pie, sumemos también los efectos de esos años de dificultad, su sentimiento de vulnerabilidad, e inseguridad y todos los miedos propios que crecieron partiendo de estas vivencias. Estas razones nos impulsaron a proteger a Pablo y no someterlo a la presión de regresar, de modo apresurado, al equipo de natación por las exigencias que trae un entrenamiento de alto nivel.
En este contexto decidimos aprovechar nuestra membresía en el club Alemán de Maracaibo, para que su regreso a la natación, fuera sin presiones. Imponer esas exigencias habría sido un acto de inconsciencia, que hubiese traído frustraciones y para nosotros su salud era y sigue siendo lo más importante.
Así que con paso firme se siguieron las terapias de rehabilitación, después de quitarle el yeso, empezó el trabajo con un equipo de terapeutas ocupacionales del Instituto Regional del Deporte del estado Zulia (IRDEZ), de la mano del equipo de médicos y del Dr Giuseppe Greco, quienes seguían sus avances con las recomendaciones pertinentes. En este proceso su padre también lo acompaño, así como lo hacía en su infancia, inventando para Pablo modos creativos para llevar a cabo sus rutinas de rehabilitación, Luis lo acompañó en las terapias en el agua, con el fin de fortalecer toda la estructura muscular afectada por los meses de inactividad, y también con ejercicios de equilibrio en tierra.
En esta dinámica ayudó mucho la ventaja que tenía Pablito por estar acostumbrado a la rutina de la práctica deportiva, todo fluyo en modo sencillo. Estas actividades se llevaban de una manera lenta pero el cuerpo respondía de manera positiva.
Más adelante se incorpora su entrenador de siempre, Amancio Gutiérrez, quien comprometido en seguir brindando su ayuda, entendió su vulnerabilidad y en un trabajo personalizado lo reinicia en la natación con ejercicios de estimulación auditiva, atención y concentración, al mismo tiempo, llevando a cabo un entrenamiento “suave” en el agua, respetando el ritmo de pablo. Más adelante continúo Gerardo Esté, en ese momento entrenador del Club Alemán, quien lo incorpora al equipo del club donde Pablo se sentía con más confiado, su psicólogo Andrés González también recomendó la práctica de pilates por los beneficios que podían aportar a su vitalidad, energía y control de la respiración, así lo hicimos y tras el impacto positivo lo alternamos con la práctica del yoga.
Fue cuestión de tiempo volverlo a ver comodo en el agua, lento pero seguro y confiado, seguía superando miedos y temores y con su disciplina habitual nos aseguraba que los días oscuros irían desapareciendo, que volvería de nuevo la luz a su vida en la forma de un nuevo comienzo.